LA DIRECCIÓN de los testigos de Jehová se está poniendo nerviosa. La inquietud les aflora en cada expresión, en cada frase, en cada acción pública, no solo por el cúmulo de errores que los llevan a colocarse en la vanguardia de las sectas o grupos religiosos que más han errado en sus interpretaciones doctrinales y que más han tenido que rectificar, cambiando de expectativas y de entendimiento en sus enseñanzas, sino por el continuo fluir de personas que se están apartando de dar apoyo a su sistema doctrinal y de organización. Esto está poniendo nerviosos a sus dirigentes. No esperaban que el núcleo de oposición que siempre han tenido, y que antes publicaban libros que muy pocos compraba o leían, esta vez tengan el poder de entrar en los propios hogares de los Testigos, poniéndolos sobre aviso de las técnicas de captación y control que se utilizan, aportándoles información detallada que por muchos años se ha mantenido fuera de su alcance, y mostrándoles lo poco complejo que resulta leer la Biblia y captar el mensaje sencillo de Dios sin necesidad de ‘interpretes’ bienintencionados, que presuntuosamente se consideran ‘conducto’ de Dios en este siglo XX. No esperaban que un número reducido de personas, con información veraz y contrastada, les hayan hecho rectificar doctrinas, aclarar conceptos y les estén obligando a sacar artículos concretos dirigidos a las congregaciones advirtiéndoles sobre el “peligro” que tienen en su propia casa si deciden conectarse con Internet.
Y es que por muchas explicaciones que den, las contradicciones ahí están y se extienden por todas sus publicaciones; los errores ahí están y se manifiestan en sus muchas predicciones fallidas y en sus muchísimos conceptos erróneos; su estancamiento ahí está y su progreso en algunos países en nada difiere del que tienen la Iglesia Católica, los grupos Evangélicos, los Mormones y otros grupos minoritarios; el abandono de más y más personas ahí está y tiene fiel reflejo en el número de desasociados, expulsados e inactivos por motivos de conciencia, que han acumulado en los dos últimos años.
La preocupación de los testigos de Jehová está llegando a ser, no el “ir a buscar la oveja perdida” tal como enseñó Jesús en la parábola, sino el evitar que las que tienen en el redil de la congregación se les vayan. Esto lo hacen, rodeándola de “muros” de contención basados en la amenaza y el miedo. Curiosamente, en un símil utilizado por ellos mismos, afirman: “Los testigos de Jehová han levantado un muro de protección, un muro legal. No lo han levantado para aislarse del resto de la sociedad”. En ese “muro” que los testigos han levantado, cada Atalaya es un “ladrillo” y cada reunión, el período en que rudos albañiles (léase “ancianos”) se dedican a colocarlo diestramente en la fortaleza que aisla y aprisiona a sus miembros, robándoles la preciada libertad que Cristo trajo. En esta labor de “encarcelamiento” (ellos lo llaman ‘protección’), a veces no utilizan mucha sagacidad o delicadeza, y los ‘presos’ se les escapan.
El caso es que durante 1997 y 1998 la mayoría de las informaciones que contienen sus publicaciones, y los programas de Asambleas y Día Especial tiene que ver con advertencias contra los “apóstatas”, las dudas, la propaganda negativa de prensa, radio y TV, y alabando la fe, la lealtad, las bondades de la organización y la protección tan extraordinaria que esta provee a sus seguidores. Y es que están nerviosos. Buena prueba de ese nerviosismo es, el contenido de La Atalaya del 1 de Diciembre de 1998, con una portada de bastante mal gusto y unos artículos bien descriptivos de sus intenciones: “Odiados por su fe” y “Defendamos nuestra fe” en los que se hace una encendida defensa de la fe de los testigos de Jehová, asemejándola a la de los cristianos del primer siglo, pues según ellos, al igual que éstos fueron perseguidos y odiados por todas las naciones de aquél tiempo, los testigos de Jehová, en la actualidad están siendo “objeto de odio” por parte de algunas personas, (ya no dicen ‘de todas las naciones’), “entre ellas, ciertas autoridades gubernativas”.
Este paralelismo lo tratan de implantar desde el principio del primer artículo, con tres experiencias de la vida real, en los que testigos de Jehová, a causa de sus creencias y profesión de fe, han sido condenados por tribunales, expulsados del colegio o despedidos del trabajo, a pesar del buen comportamiento, honradez y buenas notas de los implicados. A la luz de estas experiencias, pudiéramos pensar que estamos tratando con un grupo que es víctima de la intolerancia más implacable, y que sus dirigentes son personas que abogan por la tolerancia religiosa, por el altruismo, por el amor a su prójimo independientemente que éstos compartan sus creencias religiosas o no. Nada más lejos de la realidad. Los testigos de Jehová han sido educados por muchos años para ser personas prepotentes en su posición con relación a otros grupos religiosos y absolutamente intolerantes con personas que dentro de sus propias filas cuestionan una enseñanza, una manera de actuar y proceder, o una norma emanada de la central en Brooklyn. Esa intolerancia la llevan al extremo de romper toda relación con familiares allegados y amigos, dejándolos de visitar e impidiendo que estos los visiten, manteniendo al mínimo sus tratos comerciales con ellos, echándolos del trabajo, o boicoteando sus negocios. Por eso, algunas de las expresiones en pág. 10#11, son una novedad en el tratamiento que hasta este tiempo han adoptado contra los componentes de otras religiones. Es de destacar la frase: “Una actitud de superioridad moral que desprecie a quienes no comparten nuestras creencias religiosas no complace a Jehová ni refleja adecuadamente su adoración pura”. ¿Son estas frases una ‘lavado de cara’ ante el escaparate que quien lee su revista, o de veras significa un cambio de actitud para con los componentes de otras religiones? Lamentablemente, creo más en lo primero que en lo segundo, pues esta actitud permisiva y tolerante rápidamente la sofocan en el mismo estudio, llamando “calumniadores” y “difamadores” a los que no comparten sus opiniones o critican ciertas interpretaciones bíblicas realizadas por ellos. Es de comprender, que de esta manera distorsionan sus pretensiones y consejos de respeto y comprensión a quienes no comparten sus ideas. Y por supuesto no tiene su correspondencia con la actitud que adoptan para con los que han profesado alguna vez su ideología y por motivos de conciencia han abandonado el grupo.
Ellos saben situarse en el “ojo del huracán”, es decir, en el centro de atención de cualquier pasaje bíblico, parábola o relato, y dentro de todos los hechos y sucesos negativos que se anuncian en ellos. Si no se cumplen en ellos literalmente, los adaptan para que tenga cierta similitud o correspondencia. De hecho, después de repasar con detenimiento las distintas persecuciones a que fueron sometidos los cristianos primitivos, en el primer artículo sacan una conclusión: (pág. 13#21) “Por lo tanto, los cristianos fieles fueron “objeto de odio” para los romanos por dos razones fundamentales: 1) sus creencias y prácticas fundadas en la Biblia y 2) las falsas acusaciones en su contra”.
Y sin ningún reparo ni vergüenza, afirman: (pág. 13#22). “Los testigos de Jehová de tiempos modernos han sido, al igual que los primeros cristianos, “objeto de odio” en diferentes países”. ¿Son los testigos de Jehová perseguidos por sus creencias y prácticas fundadas en la Biblia? ¿Son objeto de odio por las falsas acusaciones que se levantan contra ellos? ¿Son odiados, en esencia, por las mismas razones por las que los primeros cristianos sufrieron persecución? Es de destacar que para validar esta semejanza, no les importa observar la historia del cristianismo primitivo de forma sesgada, de tal manera, que se pretendan trasladar razones por las que fueron odiados y perseguidos muchos cristianos del pasado, con razones que están llevando a muchas personas a denunciar y criticar las técnicas de manipulación y control que existen dentro de los testigos, o que está llevando a alguno Gobiernos a exigir que la Sociedad Watchtower acate la ley, especialmente la fiscal. P. eje: en pág. 10#12-15 se dice que dos sectores del mundo judío se sintieron impelidos a perseguir a los cristianos: 1) porque pensaron que el cristianismo invalidaba sus tradiciones, y se mezclaban con el mundo gentil y 2) perjudicaba sus intereses comerciales y económicos. En pág. 11#16 se dice que ‘el mundo romano odió a los cristianos por no ocupar cargos políticos o servir en el ejercito’. Tambien ‘para acallar la molesta voz de la conciencia’.
¿Son estas las razones que llevan a algunas personas a criticar abiertamente las doctrinas y sistemas de control utilizados por los testigos de Jehová? ¿Se critica a los testigos porque la proliferación de estos esté poniendo en peligro las tradiciones religiosas de la Navidad, la Semana Santa, el uso de imágenes, o porque la sólida posición de otros líderes religiosos esté tambaleante por culpa de ellos? ¿Se les persigue porque no son racistas, no suelen robar, ni mentir, ni cometer adulterio, etc.? ¿Se les persigue porque no quieren ser alcaldes de su pueblo? ¿Se les obliga a pagar impuestos porque su excelente comportamiento dentro de la sociedad molesta a los gobernantes de turno que viven una vida disoluta? En el segundo artículo, dan por hecho que ellos son los cristianos fieles de este tiempo, que tienen sus creencias y prácticas fundadas en la Biblia, y que las acusaciones en su contra son falsas. Comienza así: “En la mayoría de los países, a los testigos de Jehová se les conoce comúnmente por su honradez y moralidad”. Esto, que podría parecer un eufemismo semántico y propagandístico, tiene su parte de verdad pues muchos testigos son honrados y de buena moralidad gracias a seguir los principios bíblicos al respecto, al igual que también los son muchos católicos, muchos evangélicos, muchos mormones, muchos adventistas, etc., pero en los Testigos no reflejan toda la verdad de los hechos, pues ocultan las principales razones por las que ellos son conocidos en la sociedad actual.
En la mayoría de los países los testigos de Jehová son conocidos por su oposición visceral a otras confesiones religiosas, su negativa a realizar ciertos servicios gubernamentales considerados parte de la adoración que sólo se debe rendir a Dios, por sus visitas continuadas a los hogares de la gente con objeto de captar nuevos prosélitos, por sus pronósticos atrevidos sobre el fin que nunca viene, y por su negativa a aceptar ciertos tratamientos médicos que antes abarcaban a las vacunas y los trasplantes de órganos y hoy se circunscriben a la transfusión de sangre.
El hecho de pertenecer a este colectivo diferente, ha llevado a que, en algunos casos, personas maleducadas hayan descargado sus iras sobre ellos, al igual que lo han hecho con otras comunidades religiosas, políticas, sociales o de características diferenciales. Esto en sí, no es señal de nada ni evidencia de nada. Aunque en este artículo se afirma (pág. 13#2) que “Los testigos de Jehová no buscan que se les persiga, ni disfrutan de las penalidades que ello pueda acarrear”, la realidad es que en muchos casos han provocado dichas persecuciones, oponiéndose a normas gubernamentales que no tenían relación con una doctrina clara de la Biblia al respecto. Por ejemplo: por muchos años, han rehusado realizar el servicio civil sustitutorio al militar, afirmando que tal servicio violaba su conciencia entrenada por la Biblia. En Mayo de 1996 decidieron modificar la norma y todos sus adeptos comenzaron a aceptar realizar dicho servicio. ¿Qué había pasado con todas las ‘conciencias entrenadas por la Biblia’ que antes se negaban a realizar dicho servicio? Pero más importante aún, ¿qué había pasado con los años de cárcel, con los daños sicológicos, con los sacrificios, con las muertes de muchos testigos de Jehová que sufrieron innecesariamente por una norma caprichosa? ¿Por qué fueron ‘objeto de odio’ los testigos? ¿Estaban sus creencias y prácticas sobre el servicio civil fundadas en la Biblia? O, fueron perseguidos por seguir una norma caprichosa impuesta por el Cuerpo Gobernante? ¿Por qué ese mal llamado ‘Cuerpo Gobernante’ (dicha expresión y la figura que ellos quieren representar con ese término no aparece en la Biblia) no da la cara y reconoce que mucho del sufrimiento y odio que han padecido los testigos de Jehová durante los pasados 125 años, ha sido provocado, inducido y desarrollado por culpa de interpretaciones caprichosas de la Biblia que después han cambiado, y por imposiciones doctrinales indiscutibles y de obligado cumplimiento? ¿por qué no reconocen el mucho dolor causado con sus expulsiones inmisericordes, por normas que después han cambiado, mostrando de esta manera que no eran normas bíblicas? ¿Por qué no se bajan del pedestal y piden perdón humildemente por todas las muertes, todos los sufrimientos y todas las penalidades innecesarias que hemos sufrido los que creímos en ellos por muchos años? ¿Por qué no dejan de oprimir de inmediato a las ovejas de Cristo, con cargas pesadas que ni ellos mismos son capaces de llevar?
Si el Cuerpo Gobernante es de la opinión de Pablo, y pretende como él, que los cristianos lleven “una vida tranquila y quieta” lo primero que debieran hacer es “no sobrepasarse de lo que está escrito” (1 Cor 4:6 Reina-Valera 1997) pues cuando hacen esto, manifiestan una creencia muy arraigada en el pueblo judío y en otros colectivos religiosos: la de creer que la ley de Dios está incompleta y precisa de normas anexionadas que suplan esos supuestos huecos. Ellos se sienten autorizados a legislar esos sectores no mencionados en la Biblia, sin tener en cuenta la repercusión, el daño y el sufrimiento innecesario que causan a quien cree que tal norma proviene de Dios o está reflejada de alguna manera en la Biblia. Después, arteramente alegan que fue el propio testigo el que se auto impuso tal norma, porque ese era su entendimiento del momento, y se lavan las manos por los sufrimientos causados
Fuente:http://groups.msn.com/testigosdejehova—nomazcaras/testigosdejehovodiadosporsufe.msnw
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