Por Raymond Franz, anterior miembro del |
Introducción Han pasado varios años desde mi renuncia como miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová órgano que dirige y controla el culto y, de una manera significativa, las ideas, el habla e incluso la vida de millones de personas de ese movimiento religioso. Las circunstancias que rodearon a esa renuncia así como los sucesos que resultaron en mi expulsión de la organización han sido relatados con anterioridad en el libro Crisis de Conciencia, que terminaba con estas palabras: Estoy agradecido de haber podido hacer disponible información que creo otros tienen derecho de conocer. Hay mucho más que pudiera decirse, que quizá necesita decirse para tener el cuadro completo. Pero sea que el tiempo, la vida y circunstancias lo permitan o no, estoy contento con dejar que los resultados de lo que ahora se ha dicho descansen en las manos de Dios. Tenía entonces 61 años de edad. En el tiempo que ha pasado he recibido miles de cartas y llamadas telefónicas de todo el mundo. Muchos de esos comunicantes fueron anteriores testigos de Jehová, muchos incluso aún estaban asociados con la organización. En ellos estaba virtualmente representada la práctica totalidad de los niveles dentro de la organización. Las comunicaciones provenían de personas que habían sido o incluso seguían siendo precursores, precursores especiales, siervos ministeriales, ancianos, superintendentes de ciudad, superintendentes de circuito, superintendentes de distrito y coordinadores de sucursal. Varios centenares de los que me han escrito o llamado en un tiempo habían sido miembros de las oficinas centrales de la WatchTower o de las oficinas de las sucursales de otros países o habían servido como misioneros en otros países. En lo que sigue citaré de algunas de las cartas recibidas. La finalidad no es obtener el elogio propio, sino exponer el interés expresado, qué tipo de afinidad movía a quienes escribieron y las cualidades de corazón que eso revelaba de las mismas personas. Las expresiones en su conjunto pusieron de manifiesto que la información aportada en Crisis de Conciencia a cubierto una necesidad particular. Las discusiones en el seno del Cuerpo Gobernante, el proceso seguido para sus doctrinas y toma de decisiones y el método en la elaboración de la información escrita que sirve de alimento a todos estaban cubiertos bajo un manto de misterio. Muchos testigos, incluyendo ancianos y otros responsables sentían serias preocupaciones, pero tenían dificultad para «hacer encajar todas las piezas».Crisis de Conciencia exponía hechos a los que anteriormente no tenían acceso. Estos evidentemente sirvieron de «catalizador», reuniendo los elementos de los problemas que habían observado en el seno de la organización y ayudándoles a entender por qué existían tales problemas. Aquella información dio como resultado el liberarlos de un falso sentido de culpabilidad creado sobre la base de que el servicio a Dios ha de llevarse a cabo a través de una organización, es decir, la organización Watchtower. Sirvió para disipar el sentimiento de ser apartados de Dios debido a ser separados o apartados de dicha organización. Lo ilustra una carta de un hombre de Australia que, junto con su esposa, había estado muy activo por cuarenta años en la Watchtower y, porque no podía aceptar ciertos dogmas y formas de actuar de la Watchtower fue «expulsado» en 1984. El escribió: Miembros de la familia me han estado insistiendo a fin de que escriba para expresar su profunda gratitud por la gran ayuda que Crisis de Conciencia nos ha proporcionado a todos en el esclarecimiento y ampliación de nuestro entendimiento de asuntos que nos habían causado preocupación e inquietud muchos años. Por mantener puntos de vista tolerantes hacia nuestra posición (una vez dejada la asociación con la organización], mi hijo y su esposa fueron expulsados en 1986… Este libro ha hecho una gran contribución para mantenernos juntos como familia durante la peor crisis de nuestras vidas que comenzó con nuestro abandono del movimiento, y nos ha ayudado a permanecer en pie en sentido espiritual y tomar decisiones morales basadas en nuestra propia integridad en vez de en la política de la organización. Una joven que había estado durante muchos años como «precursora» de tiempo cabal y posteriormente había sido miembro del personal de las oficinas centrales de la Watchtower revela la dificultad que puede traer la transición de ser un devoto «miembro de la organización» a vivir en una verdadera relación personal con Dios. Desde Pensylvania escribió: Su relato de lo que ocurrió tanto organizacional como personalmente fue no sólo lo que me abrió los ojos y el corazón, sino que además vino a confirmarme mucho de lo que había sentido a través de los años… Antes de leer su libro no era consciente de la enorme influencia que la organización tenía en mi vida incluso en el tiempo que siguió a mi desasociación. Antes me sentía como pérdida, indigna de mantener jamás una relación con Jehová y Jesucristo debido a no estar con la organización. Ahora por vez primera desde hace mucho, mucho tiempo me siento libre para adorar a Jehová a través de Jesucristo independientemente de la organización. Ahora puedo acercarme a Dios en oración y ser sierva suya. Salieron lágrimas de mis ojos y el dolor ha desaparecido finalmente de mi corazón. Los párrafos siguientes contenían detalles adicionales en cuanto a la manera en que se había escrito el libro. De acuerdo con lo que yo había señalado anteriormente, lo incluyo sólo por una razón, y es debido a que ilustra algo real de quienes han escrito, que no están a favor de literatura vengativa contra los testigos de Jehová y, que más que animosidad, mantienen afecto hacia quienes aún están en la organización. Su carta continúa: Me impresionó mucho la manera en que escribió su libro. El amor que usted tuvo y aún mantiene hacia los hermanos sale a relucir. Sus expresiones no resultan hirientes o rencorosas, sino que presentan los hechos de manera cortés y amable al grado que es posible. Mientras estuve asociada con la organización encontré gente verdadera, maravillosa, extraordinaria y muchas de mis experiencias fueron memorables y felices. Mucho de lo que he aprendido en la organización está basado en la Biblia y aún conservo profundamente en mi mente y corazón. Siento gran aprecio por estas cosas. Sin embargo, he sentido y experimentado demasiado en mi vida y en la de otros los efectos de las leyes de la organización impuestas en la conciencia de la gente, superponiéndose de esta manera a la propia Biblia. Ese concepto ha causado estragos en las vidas de hombres, mujeres y niños por igual. Una carta de otra mujer, escrita desde la región del medio Oeste de los Estados Unidos ilustra algunos de los «estragos» experimentados: Abandoné la organización en 1980, aunque lo único que hice fue dejar de ir a las reuniones. No se puede comprender, pero no pudo quedar en eso. Mi madre me escribió una carta en el 81 indicando que no podría asociarse o relacionarse más conmigo, ya que yo no asistía a las reuniones. Por supuesto, mis hermanos la secundaron. Nuestra hija fue asesinada en Enero de 1983. Mamá no vino al funeral ni envió pésame alguno. Estoy criando los cuatro hijos de mi hija y he aprendido de manera dura quiénes son mis hermanos. Gente que ni tan siquiera conocía me expresó simpatía y me ayudó con los niños. Me dieron dinero, tiempo y cualquier cosa que pude necesitar. Me sentía tan humillada al pensar que había vuelto la espalda por tantos años a vecinos [no testigos] y parientes que se mostraron tan serviciales para ayudarnos. Nunca dejaron de quererme. No puedo contarte las veces que lamentaré los muchos años perdidos rechazándolos como «mundanos». Me bauticé en 1946 y alrededor de 1971 comencé a darme cuenta de cosas que aparentemente no se correspondían con lo que de verdad significa ser cristiano. Busqué en las Escrituras y no pude hallar base alguna que justificara cosas que estaban sucediendo en la congregación… Por ese entonces leí un libro de Milton Kovitz, «Libertades fundamentales de la gente libre». Comencé a preguntarme cómo la sociedad [Watchtower] podía luchar tan fuertemente por las libertades que ampara la constitución y, al mismo tiempo, negar esas mismas libertades a otros (libertades garantizadas por la misma constitución), el derecho a expresarse libremente, derecho a la intimidad, etc. No se permitía el ejercicio individual de la conciencia. Con la excepción de uno o dos, los hombres de la congregación estaban más interesados en escalar posiciones de autoridad que en orar y obtener esclarecimiento de la verdad. Los comentarios en las reuniones eran mero «repetir como papagayos» lo que estaba escrito en La Atalaya. Ningún interés por quienes tenían debilidades, tan solo una abrumadora obsesión por «mantener limpia la organización…» He olvidado muchas cosas, nombres, fechas, de modo que no puedo escribir con la autoridad y el respaldo que tú lo haces. Eso no lo lamento. Estoy contenta de que se haya ido desvaneciendo. Una cosa más, encuentro casi imposible poder orar. Lo deseo, pero no sé la manera de desarrollar una relación personal con Dios y Jesucristo. Mis viejos sentimientos heridos en cuanto a la organización emergen a la hora de hacer oración. Después de leer su libro, estuve junto al fregadero sintiendo esa pena por quienes pueden estar intentando tener el coraje necesario y pedí a Dios que les ayude. La primera oración real después de un largo tiempo. Gracias. Otros que escribieron nunca habían tenido asociación con los testigos de Jehová, pero habían experimentado un conflicto de conciencia similar con sus respectivas organizaciones. Un caso típico de varias de estas cartas es ésta de una pareja de California: Mi esposa y yo, obtuvimos recientemente un ejemplar de su libro Crisis de Conciencia. Nos conmovimos al descubrirlo. Gracias por escribir con mesura y dignidad en un asunto a menudo caracterizado por el sensacionalismo y la mordacidad. Su experiencia encierra un significado especial para nosotros (recientemente hemos abandonado nuestra iglesia de toda la vida, los Mormones, a fin de «adorar al Padre en espíritu y verdad», sin impedimentos de «mandamientos y doctrinas humanas»). Hemos visto una gran similitud en su historia… De nuevo, gracias por su valiente testimonio de devoción a Dios en su vida. Tal vez le mantenga al cobijo de sus alas de salvación. No siento que lo que escribí llegara a ser un particular acto de «valentía. Lo hice porque creía que la gente teníaa derecho a conocer cosas que de otra manera les sería imposible acceder a las mismas. Lo que mayor satisfacción me produce en los centenares de comunicaciones recibidas son las expresiones que indican que personas se han sentido más cerca del Padre celestial y su Hijo, habiendo renovado y fortalecido su fe y confianza. Pero también encuentro particularmente reconfortantes los comentarios de muchos que encontraron una ausencia de rencor o malicia en lo escrito. No mantengo semejantes sentimientos hacia los testigos de Jehová y me siento feliz si lo que escribí no incita a tales sentimientos. Cartas recibidas de personas que han fustigado a la organización, a sus líderes o a sus miembros o que dan rienda suelta a ridiculizar o hacer sarcasmo no me producen satisfacción alguna. Creo que quienes piensan que personas concretas de la organización o sus líderes son un verdadero peligro, están pasando por alto el fondo de la cuestión. Yo viví entre ellos por casi sesenta años y no vacilo en afirmar que son tan sinceros en sus creencias como pueda serlo la gente de cualquier otra religión. Conozco personalmente a los miembros del Cuerpo Gobernante y, aunque no de todos puedo afirmarlo, sé que muchos son personas amables y honestas, que están haciendo sencillamente lo que de ellos se espera, lo que tradicionalmente se ha hecho. Son los herederos del legado histórico. En sus mentes «la organización» va íntima e inseparablemente unida a Dios y a Jesucristo. Con todo, se presenta el error como la verdad, se toman decisiones que son una falsa representación y una distorsión de las enseñanzas y el derrotero de vida del Hijo de Dios. Aunque a cada uno de los implicados le corresponde una parte de responsabilidad, aún así, no son ellos mismos la causa fundamental del problema. Más que las propias personas son las creencias y los conceptos los que constituyen el problema, el auténtico peligro. De ahí se originan las enseñanzas erróneas, las actitudes equivocadas y los acciones deplorables. Toda clase de personas ha entrado en la organización de los testigos de Jehová por todo tipo de motivos. Y toda clase de personas (cientos de miles actualmente) la han abandonado por las razones más diversas. Algunos lo han hecho tal como lo relató un anterior Testigo, «por errores de todo tipo». Aunque el derrotero de vida que toman después puede indicar al menos algo del motivo que originó su abandono, eso no constituye necesariamente un indicador inequívoco. Muchos atraviesan un período de transición, marcado por la incertidumbre, incluso dudando de todo debido a que han sufrido una tremenda desilusión. Estos van temporalmente a la deriva y, únicamente cuando han pasado esa etapa, el curso de vida que toman puede indicar cuál ha sido realmente la motivación. Una cosa parece clara, sin embargo, y es que el simple hecho de abandonar un sistema religioso por el convencimiento de que en el mismo hay falsedad no es garantía de libertad. El advertir el error no es suficiente en muchos casos. A menos que uno pueda darse cuenta de por qué él o ella creyeron una vez el error y qué había de falso en el «método de argumentación» que le permitió a uno creer, no se progresa mucho, ni se obtiene una base sólida para una duradera libertad cristiana. Una persona pudo abandonar fácilmente un sistema que comprobó ser falso y rápidamente caer en otro con errores igualmente, errores que pueden ser doctrinalmente diferentes, pero a menudo bajo la misma clase de argumentación e idéntico sistema de razonamiento que la organización anterior. Muchos testigos de Jehová han sido desilusionados por enseñanzas y predicciones falsas, otros por la rigidez de cierta política o por la presión de la dedicación a una constante rutina de actividad programada por la organización que reporta poca edificación espiritual auténtica. Lo que se necesita es identificar la raíz causante de esas falacias, de la naturaleza autoritaria de tal política o la inutilidad de tales esfuerzos programados. Creo que sin un entendimiento de las enseñanzas de la Escritura envueltas uno es incapaz de identificar la causa y ver que existe algo mejor y más genuino al alcance. Desgraciadamente, a la generalidad de los Testigos jamás se les ha ayudado a desarrollar un buen entendimiento personal de las Escrituras. Como miembro de la organización, poco estímulo recibe para utilizar su propia capacidad de razonar que no sea para aceptar y, efectivamente, retener en la memoria cualquier información suministrada por la organización, sometiéndose casi automáticamente a sus directrices. Las preguntas, una de las facultades más poderosas de la mente, son consideradas negativamente como falta de fe, o como indicación de falta de respeto hacia el canal de comunicación aprobado por Dios. Existe además, otro lado de la cuestión, muy significativo. Muchas personas buscan solamente una libertad negativa. Buscan liberarse de todo, liberarse de sentimientos que impulsan a creer en ciertas enseñanzas, de llevar a cabo ciertas actividades o sujetarse a ciertas normas, por ser impuestas por una autoridad eclesiástica. En sí misma esta clase de libertad puede considerarse como una meta apropiada, deseable, al proporcionar liberación de restricciones opresivas y dominio de la mente y el corazón por los hombres de una manera no cristiana. Pero aún así, eso en sí mismo no trae la libertad cristiana. La libertad cristiana implica en primer lugar una libertad positiva (no solamente una libertad de algo, sino una libertad para algo. No es la libertad de no hacer, sino la de hacer así como de ser de lo que somos en la mente y el corazón como individuos. Más bien que por el mero paso de abandonar un sistema religioso que se considera falso, es por lo que hacemos después con nuestra vida por lo que demostramos si hemos conseguido la verdadera libertad. Este libro aborda estos asuntos y cómo aplican. Aunque, como es obvio, va dirigido en primer lugar a personas con un pasado entre los testigos de Jehová, los principios pueden aplicarse a cualquier circunstancia religiosa. Deseo que la información sirva de ayuda a quienes, aparte del amor a la verdad y el interés en agradar a Dios, estén considerando lo correcto de dar lealtad incuestionable a una organización religiosa. La intención es contribuir de alguna manera a establecer confianza en el poder de Dios para sostenernos en cualesquiera crisis que nuestro apego a la integridad personal pueda acarrearnos y ayudar a abrirnos horizontes más amplios así como una vida más rica y satisfactoria en el servicio a nuestro Creador, a nuestro Maestro, el Hijo de Dios, y a nuestros semejantes. La Búsqueda de la Libertad Cristiana Para ser libres nos libertó Cristo… Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad. Comenzásteis bien vuestra carrera ¿quién os puso obstáculo para no seguir a la verdad? Gálatas 5: 1, 6, 7 (Biblia de Jerusalén) La libertad, como la fe, el amor, y la verdad, es una parte esencial del verdadero cristianismo. Donde hay libertad, prosperan la fe, el amor y la verdad. Cuando la libertad está limitada o hay carencia de ella, las demás cualidades inevitablemente se resienten. 2 Corintios 3: 17. La libertad que nos dio el Hijo de Dios tiene el propósito de que podamos expresar nuestra fe y amor al mayor grado, libre de restricciones impuestas por los hombres, no por Dios. Cualquier pérdida complaciente de esa libertad lleva aparejada inevitablemente un sacrificio de la verdad. Quienes imponen tales restricciones lo hacen, no por la verdad, sino por el error. En décadas pasadas centenares de miles de personas se han apartado de la religión en la que nací: los Testigos de Jehová. Durante ese mismo tiempo centenares de miles de otras personas han entrado en esa religión, lo que ha permitido el crecimiento en dicho grupo. No creo que el abandono o la entrada de esas personas sea en sí mismo una prueba especial de algo. La verdadera cuestión en cuanto a los que se apartaron es por qué lo hicieron, qué fue lo que los movió a separarse. ¿Fue el amor a la verdad, el deseo de poder expresar su fe y su amor en libertad cristiana?. ¿Podría ser que no lo pudieran conseguir permaneciendo donde estaban?. ¿Estaba justificada su marcha?. De la misma manera se podrían hacer preguntas en cuanto a los que han entrado. No hay duda de que un número considerable de ellos eran anteriormente irreligiosos, sin inquietud espiritual, esencialmente de expectativas materialistas. A partir de su ingreso en la organización, hicieron un cambio significativo en esos asuntos. A una parte de ellos al menos, se les ayudó a liberarse de problemas serios relativos a la promiscuidad sexual, el alcoholismo, la adicción a las drogas así como de violencia o falta de honradez, y hasta de un entorno criminal. Eso ciertamente ha mejorado sus vidas. También es cierto que tal registro de ayuda no es el único. La mayoría de las iglesias y organizaciones religiosas pueden aportar muchos casos y testimonios de personas, cuyas vidas experimentaron un cambio como resultado de una conversión. Así mismo, el registro de personas que fueron ayudadas por la sociedad Watch Tower para que abandonaran hábitos viciosos o adicciones puede sin duda ser igualado incluso por organizaciones de tipo social como Alcohólicos Anónimos, centros de ayuda para adictos a las drogas y otras entidades parecidas. Pero la mayoría de los que han llegado a ser testigos no son personas que previamente estuvieran afectados por tales problemas. La pregunta, entonces, es: ¿ Cuál ha sido el precio pagado por los beneficios aparentemente obtenidos? ¿Ha resultado su ingreso en la organización en una pérdida de libertad para expresar la verdad, la fe y el amor de una manera exenta de coacción y restricciones impuestas por hombres? Si tal fuera el caso ¿Cuán auténtica ha sido la mejora obtenida? ¿Cuán genuinamente cristianos son los beneficios aparentes? Las mismas preguntas pueden (y deben) plantearse a cualquier religión que profese ser cristiana y eso puede esclarecer que lo dicho aquí puede servir como prueba de valor para la gente de muchos antecedentes religiosos. El asunto es más abarcador y va más allá de las personas concretas referidas. Llega al corazón de las buenas nuevas de Jesucristo, el Hijo de Dios. Dónde está la diferencia Unos siglos atrás, en el tiempo de la Reforma, un tiempo en el que muchas personas se sintieron obligadas por la conciencia a rechazar el dominio eclesiástico sobre sus vidas y su fe, uno de ellos expresó de esta manera la posición del cristiano: Un cristiano es alguien libre de todo y no sujeto a nadie. A continuación añadió: Un cristiano es un servidor obediente en todo y sujeto a todos. 1. Eso parece una contradicción, pero no lo es. Básicamente parafrasea las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 9: 19: 2. Efectivamente, siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más que pueda. La diferencia está entre la sumisión establecida por hombres que reclaman para sí una posición superior y que exigen la sumisión a su autoridad y la sumisión y servicio que brota libre y espontáneamente del propio corazón. Se trata de la sumisión y servidumbre que resulta no de rendirse a las exigencias de otros, sino de observar las necesidades de los demás y lo útil que se pueda ser. Pablo sólo reconoció un solo cabeza y Maestro nombrado por Dios, Jesucristo, y no reconoció a nadie más, ya se trate de una sola persona o de un grupo. Sobre algunos que intentaron asumir tal autoridad dijo: [ellos] solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, con el fin de reducirnos a esclavitud [intentaron atarnos con leyes y reglas, Phillips Modern English], a quienes ni por un instante cedimos, sometiéndonos, a fin de salvaguardar para vosotros la verdad del Evangelio. 3 El apóstol no menospreció la pérdida de la libertad cristiana por medio del dominio religioso. Cuando escribió las palabras citadas al principio de este capítulo, las dirigió a personas que estaban dejándose arrastrar por un falso evangelio o buenas nuevas. En su día existía el esfuerzo de imponer la obligatoriedad de la Ley Imperante a los cristianos, cosa que limitaba su libertad en Cristo. ¿Dónde estaba el gran peligro? La ley a la que se les estaba tratando de someter a los cristianos era, después de todo, la misma ley que el propio Jehová dio por medio de Moisés. ¿Por qué entonces Pablo dijo que su imposición los colocaría «nuevamente bajo el yugo de la esclavitud»? Parte del peligro reside en el hecho de que tal sumisión a la ley inevitablemente permitiría e introduciría el papel de hombres que actúan como intérpretes de la ley, adquiriendo sus interpretaciones carácter de leyes, con cuerpos judiciales, comités judiciales de carácter religioso aplicando esas normas e imponiendo sanciones como valedores de la ley. Eso supondría la reintroducción de un sacerdocio humano sobre los creyentes cristianos, quienes únicamente tenían un único Sacerdote y Mediador, el Hijo de Dios. 4 ¿Por qué entonces algunos hombres de la congregación cristiana del primer siglo se esforzaron por reintroducir el mantenimiento de la ley? Evidentemente era porque, consciente o inconscientemente, querían ejercer control y autoridad sobre otros. Buscaban poder sobre los fieles cristianos y una manera de obtenerlo era colocándose ellos mismos entre los cristianos y su legítimo cabeza, Jesucristo. Se cumplía así la profecía del apóstol, registrada en Hechos 20: 29, 30: Yo sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí. 5
2 Biblia de Jerusalén 3 Gálatas 2: 4, 5, Biblia de Jerusalén 4 1 Timoteo 2:5; Hebreos 4: 14-16; 7: 11-18 5 La palabra griega (barys) traducida «opresivos» significa básicamente «gravoso» y es la misma que se utiliza en Mateo 23: 4 referida a los fariseos que ponían «cargas pesadas» sobre las personas con su tradición legalista. El peso del autoritarismo también entra en el cuadro, siendo un ejemplo de ese dominio de tipo espiritual Diótrefes, tal como se describe en 3 Juan, 9, 10. Sus argumentos eran plausibles, parecían lógicos, y Pablo muestra que muchos de sus oyentes estaban siendo persuadidos, aceptando eso como verdadero evangelio. Quienes proponían la observancia de la ley podrían alegar que Dios requiere rectitud, santidad (lo cual es cierto) y que sin la imposición de la ley la gente sencillamente no mantendría la justicia (lo cual podría ser cierto en la mayoría de la gente, pero no en el caso de los cristianos). Para comenzar, imponían la circuncisión, algo instituido por Dios casi dos mil años antes, en tiempos de Abraham. Una vez aceptado esto, sin embargo, se irían añadiendo otros requisitos de la ley, presentados como necesarios ante Dios, para mantener la congregación limpia. 6 El mayor peligro, entonces, estaba en que la manera de enfatizar el apego a la ley podría alterar la relación de los cristianos para con Dios a través de Jesucristo, la forma de tergiversar la base para la esperanza del cristiano y desenfocar la atención del culto cristiano. Pablo reconoció tal cosa como una grave negación de las buenas nuevas para cuya predicación había sido comisionado por Dios y Cristo. 7 Al explicar la gravedad de tal cosa, escribió: Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justicia de la ley. Os habéis apartado de la gracia. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad. 8 En estas pocas palabras, «la fe que actúa por la caridad», el autor inspirado resume la esencia de toda la vida del cristiano. Nada tiene que ver con el mantenimiento de reglas ni la consiguiente aprobación de otros mediante tal cosa, y ciertamente no el temor a ser llamado ante un cuerpo judicial por infringir ciertas normas y reglas (una razón totalmente negativa), sino más bien la fe y el amor son las que motivan al hombre y a la mujer cristianos. La fe y el amor constituyen las fuerzas positivas que proporcionan no sólo el genuino poder de disuasión contra el obrar mal, sino también el mayor estímulo para las buenas obras que son los frutos de quienes son auténticos discípulos del Hijo de Dios. Tal vez un ejemplo de la vida doméstica ilustre con mayor claridad la diferencia entre estar bajo la ley o bajo la gracia o bondad inmerecida, cuál es realmente el resultado en el análisis final. Consideremos un hogar en el que el marido es tanto un padre como el principal proveedor de los medios económicos. Si decide ejercer de cabeza por medio de una lista de leyes, poniendo reglas específicas para que las observe la esposa, especificando hasta cómo debe mantenerse la casa, la forma, los días y las veces en que ella debería atender todo en la casa y las responsabilidades de familia (la limpieza, la compra, hacer la comida, la ropa, la educación de los niños), tal esposo podría tener una casa muy ordenada, en la que todo funciona de acuerdo a un programa. Pero también podría tener una esposa infeliz. Podría tener la plena satisfacción de ver que todo funciona de acuerdo a las normas establecidas por el poder de su autoridad. Pero no sabría nunca si todo eso era motivado por el amor. Por el contrario, un marido que cree en el poder del amor y la bondad, cuya forma de pensar no está regida por un falso sentido de superioridad, sino que respeta y confía en su mujer, reconoce su inteligencia, su habilidad para hacerse cargo de las cosas utilizando su iniciativa personal, que cree que el interés de ella por el hogar y la familia es tan profundo como el suyo propio y que actúa hacia ella de acuerdo con conocimiento, puede igualmente disfrutar de una casa ordenada dentro de una atmósfera mucho más relajada y feliz que obrando de la manera antes descrita. Puede lograrlo mediante una buena comunicación y diálogo, buscando llegar a conclusiones y decisiones compartidas antes que a mera manifestación de una autoridad arbitraria. Cuando ve una casa limpia y bien arreglada, comida bien preparada, ropa a punto, u observa que los hijos han sido entrenados en el respeto hacia él, puede darse cuenta de que todo eso se debe a algo bien distinto a una sumisión a reglas. Puede tener la satisfacción genuina y el gozo de saber que se debe al amor de su esposa hacia él, su matrimonio y su familia. Externamente los resultados parecen ser los mismos en algunos aspectos. Pero el resultado interno es radicalmente diferente. La clave reside en la motivación y el espíritu. Y esa es la diferencia, al mirar el efecto de cuando uno vive una vida cristiana, entre hacerlo bajo la ley o bajo la bondad inmerecida de Dios a través de Jesucristo.
8 Gálatas 5: 4, 5 Seguramente la sabiduría de Dios se manifiesta en eso. El amor y la fe, las auténticas «reglas» del cristiano, pueden alcanzar a los pensamientos más íntimos y profundos del corazón. Pueden abordar y llevar a cabo cada faceta de la vida de una manera que la ley y las normas nunca pueden realizar. Al no estar bajo la ley, el cristiano está en posición de mostrar lo que él o ella realmente es en su corazón. Eso es lo único que cuenta para Dios. Durante el tiempo en que fui miembro del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, este fue el asunto de mayor preocupación para mí. Vi que una desmesurada cantidad del tiempo invertido en las sesiones del Cuerpo Gobernante estaba dedicado a tomar decisiones relacionadas con normas reguladoras de la vida personal de la gente. Vi que cada normativa engendraba cuestiones que exigían nuevas reglas por las que se juzgaba la rectitud de otras personas. Unicamente observando esas reglas las personas podrían ser consideradas con una buena posición ante Dios y Cristo. ¿Por qué habría de ser eso así? ¿Podíamos unos pocos tener realmente autoridad de Dios para obrar de esa forma? ¿Era eso realmente beneficioso para quienes se supone que debíamos servir? Fue entonces, al darme cuenta de que la libertad que la Escritura enseña se refiere no sólo con respecto a la Ley Mosaica, sino al concepto de mantenimiento de normas (cualquiera que sea el método empleado), que pude ver en dónde radicaba el problema. En lugar del apego a las leyes y a las normas como medio de obtener y mantener la rectitud en la congregación cristiana, había una manera mejor. Y fue la libertad cristiana la que la hizo posible, práctica y genuinamente deseable. No es que la ley sea mala (es, después de todo, lo único que mantiene a le gente de este mundo bajo control). 9 Se trata más bien de que el amor y la fe son superiores, aventajan a la ley, producen un espíritu de rectitud procedente del corazón. ¿Sobre quién depositaríamos mayor confianza, a quién manifestaríamos mayor respeto y estima? ¿A alguien que dice que se abstiene de ciertas cosas malas porque «están fuera de la ley» o a aquél que afirma que lo hace «porque se trata de algo desamorado y carente de fe en Dios?». El primer caso muestra la actitud de la persona hacia la ley o con respecto a la misma, mientras que el segundo caso nos revela los sentimientos del corazón y la intimidad de la persona. Cuando Dios escogió al pueblo de Israel como el pueblo de su alianza, no los introdujo en esa relación de forma individual, como personas separadas, sino como un conjunto, «por completo», bueno, malo e indiferente. El nivel espiritual como nación no era ciertamente notable por aquel entonces o después. La ley que se les dio cumplió un papel necesario. Sirvió de disciplina, preparándolos para el Mesías, exactamente como los antiguos «pedagogos» preparaban a los niños para su maestro. 10 La ley ponía de manifiesto su maldad y su incapacidad para librarse del pecado, la necesidad de un redentor. 11 Proveyó una «sombra» simbólica, esbozando la realidad que el Mesías había de traer. 12 Sin ello no hay razón para creer que, en los 1500 años de existencia de la nación, hubieran existido signos visibles de los tratos establecidos por Dios con ellos, arreglos que habrían de proveer los antecedentes por los que pudo ser positivamente identificado el Mesías. Los cristianos, en cambio, son llamados a una relación con Dios a través de Jesucristo, no como una masa, sino como personas individuales, no sobre la base de una descendencia carnal, sino basado en las condiciones del corazón y sus motivaciones. El maestro ha venido y no necesitan de una normativa que los lleve a él. No están «bajo ley, sino bajo gracia», bajo la bondad inmerecida de Dios. Le han rendido sus corazones y son motivados por su espíritu. 13 Ese espíritu puede hacer infinitamente más para salvaguardarnos del mal proceder y movernos a obras buenas que cualquier código legal o cualquier conjunto de normas. Prescindir de eso es tanto como perder de vista el meollo de las buenas nuevas. No mostrar aprecio por la gran libertad que ello comporta es despreciar aquello que Jesucristo hizo posible para nosotros, el estar «no bajo la ley, sino bajo la bondad inmerecida» de Dios.
10 Gálatas 3: 23-26 11 Gálatas 3: 19, 21, 22 12 Colosenses 2: 16, 17 13 Romanos 6: 14-19
¿Se da ese clima de libertad cristiana dentro de la organización de los testigos de Jehová, fomentando las expresiones de amor y fe que brotan espontáneamente del interior y no por presión externa? Creo que la evidencia muestra que no es ese el caso. Los años que pasé en le Cuerpo Gobernante de esa organización me convencieron de que no existe tal cosa. No que todos los testigos estén afectados por igual. Algunos están capacitados para arreglárselas bien dentro de esa presión organizacional. Pueden hacer frente a la invasión de su personalidad, luchando por evitar la estrechez de miras y la cerrrazón mental que resulta de una manera de pensar canalizada. Esas personas muestran a menudo una espontaneidad de motivación notable. Aún así, la evidencia es que eso no es algo que se deba a la organización, sino que es a pesar de la organización. No creo que esa situación se de exclusivamente entre los testigos de Jehová. Pero creo que todos ellos están afectados de alguna manera, y de una manera ciertamente perjudicial. Se les ha inculcado una actitud basada no en la verdad (la verdad que hace a uno libre) sino en una distorsión de la misma. Eso entorpece su entendimiento de lo que en la actualidad significa ser un seguidor del Hijo de Dios. Eso les dificulta el desarrollo franco de sus cualidades. Les impide llevar a cabo los actos amorosos y de fe que su corazón les impulsa a llevar a cabo y les obliga a efectuar otras obras para las que no ven razones bíblicas convincentes. De una u otra manera, en mayor o menor medida, se sacrifica la libertad. Queda oscurecida u olvidada la verdad de que «cuando Cristo nos liberó, quiso decir que permaneciéramos libres». La raíz del problema no es una sola, sino varias. Sin embargo, creo que lo que sigue señala a la causa fundamental. 14 2 Corintios 3:17
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El Canal de Dios Examinadlo todo y quedaos con lo bueno (1 Tesalonicenses 5: 21 (BJ) Un erudito británico del siglo dieciocho, un líder religioso, conocido por su amor a la libertad civil y religiosa hizo esta sorprendente declaración: La autoridad es el mayor y más irreconciliable enemigo de la verdad y la razón que el mundo haya suministrado jamás. Toda la sofistería (toda la apariencia de verosimilitud), el artificio y astucia de Si, en efecto, la autoridad ha sido un viejo enemigo de la verdad, también lo ha sido de la libertad, pues la verdad ha sido una fuente principal de liberación, capaz de ‘hacer a uno libre’. 2 Cuando se trata de desvelar la realidad en el terreno del combate, los esfuerzos por ocultar la verdad encuentran su aliado preferido y también su último refugio en la autoridad. Demasiado a menudo la invocación a la autoridad no tiene otra legitimación que la de mantener el propio error. No importa la evidencia que pueda presentarse, no importa la cantidad de prueba bíblica aportada, no importa la lógica presentada sobre los puntos de vista expuestos en este libro, todos pueden ser rechazados y descartados por quienes colocan una autoridad religiosa humana como su guía, como factor determinante de lo que es la verdad. De hecho, en el caso de la inmensa mayoría de los testigos de Jehová, toda esa evidencia y testimonio bíblico será rechazado incluso antes de haberlo oído (porque la autoridad ha decretado por ellos que deben rechazarlo). Quienes están bajo esa autoridad han sido de esta manera privados de libertad para decidir por sí mismos si la información es objetiva o es falsa, si beneficiosa o perjudicial. Lo mismo es cierto de las personas que se someten a cualquier autoridad religiosa humana como el árbitro supremo de lo que es bueno y lo que es malo. Si eligen que esa autoridad decida por ellos, hable por ellos, piense por ellos, cualquier argumento alternativo, o cualquier evidencia aportada carece de posibilidades de ser escuchada con equidad, por aquello de que «contra la autoridad no hay defensa alguna». La autoridad no necesita dar respuesta, no tiene necesidad de refutar o tan siquiera considerar la evidencia presentada; simplemente condena. Esa es, creo yo, la cuestión básica, y a menos que se empiece por entender eso, poca cosa más puede hacerse en ese sentido. Al menos, así ha resultado en mi caso personal. No se necesita ir más allá en el intento de legitimar la autoridad que la pretensión de hablar en nombre de Dios (o pretender ser el único canal de comunicación para toda la humanidad). Para ocupar tal posición debería efectivamente existir una gran responsabilidad, de tal manera que exigiera un altísimo grado de humildad de parte de los humanos imperfectos si de hecho fueran designados para asumirla. Se podría asemejar a un esclavo a quien un rey envía para que comunique una proclama. Si, resultara impresionado con la propia importancia, falto de humildad, el mensajero pudiera sentirse libre para añadir o introducir modificaciones al mensaje, mientras nadie advirtiera que todos los oyentes estarían aceptando cualquier cosa que presentara como auténtica y fidedigna orden real. Si la gente le objetara ciertas cuestiones, podría llegar a sentirse agraviado, mirar de imponerles respeto utilizando el respaldo real para pasar por alto cualesquiera dudas en cuanto a la autenticidad de sus afirmaciones. 1 Obispo Benjamín Hoadley, citado en la Enciclopedia de Literatura Bíblica, Teológica y Eclesiástica de McClintock & Strong,, Vol I, páginas 553, 554. 2 Juan 8: 32 En contraste, un mensajero auténticamente humilde evitaría escrupulosamente cualquier alteración del documento proveniente del rey. No se sentiría ofendido si se le exigiera prueba de completa autenticidad de lo que él dijera ni criticaría cualesquiera medidas que se tomaran para verificar que el mensaje que presentaba correspondía exactamente a lo que se le había entregado, libre de retoques o cambios. Más bien que dedicarse a desacreditar una investigación de esa índole como una abusiva falta de respeto hacia su persona (como mero esclavo), lo aceptaría, incluso lo aplaudiría, como evidencia de interés del que inquiere y profundo respeto hacia la voluntad de su amo, el Soberano. La sociedad Watch Tower establece insistentemente que su mensaje encierra una importancia de vida o muerte. Proclama que su mensaje ha sido enviado por Dios, el Soberano supremo, para toda la humanidad, con resultado de destrucción eterna para los desobedientes. Algunas otras confesiones religiosas adoptan una postura similar. Seguro que cualquier exigencia de esa magnitud jamás debería permanecer sin ser probada. De hecho, la magnitud de esa pretensión exige no menos, sino más precaución, más cuidado a la hora de la comprobación. El simple respeto hacia Dios debería de movernos, exigirnos en la actualidad la comprobación de que el mensaje es realmente de El, libre de añadidos y alteraciones. Cuanto más profundo sea nuestro respeto hacia Dios, más consciente debe ser nuestro esfuerzo en esa verificación. Puedo atestiguar del hecho de que la organización WatchTower ve con la mayor seriedad su pretendida posición como el único canal de comunicación de Dios en la tierra. Quizá algunas de las afirmaciones más claras hechas por los representantes de la organización en cuanto al resultado de rechazar su mensaje se llevaron a cabo en un proceso judicial celebrado en Escocia, en 1.954. El caso, conocido como el caso Walsh, trataba de la demanda del reconocimiento de la condición de ministro por parte de uno de los testigos de Jehová que era superintendente presidente en una congregación de Escocia. Recuerdo haber oido hace años personalmente de mi tio (actual presidente de la WatchTower) su participación en este juicio, pero no fue sino hasta ver el registro actual en tiempos recientes, cuando me di cuenta de todo el testimonio ofrecido. Con permiso del responsable de mantener los archivos de Escocia, he reproducido aquí algunas porciones del testimonio del registro oficial de la corte 3. Como dije, Fred Franz, entonces vicepresidente de la organización, fue el primer testigo, y el registro del juzgado incluye esta información, en la que he subrayado algunas porciones (P representa la Pregunta formulada y R la Respuesta dada): P.- Además de estas publicaciones regulares ¿preparan ustedes un número de folletos teológicos y libros periódicamente? R.- Sí. P.- ¿Puede explicármelo? ¿Se utilizan esas publicaciones teológicas y las de periodicidad bisemanal en discusiones de puntos doctrinales? R- Sí P.- Estos puntos doctrinales ¿Son considerados como autoridad dentro de la organización? R.- Sí P.- La aceptación de las mismas ¿es asunto de selección personal o es obligatoria para todos los que desean ser y permanecer como miembros de la sociedad? R. Es obligatoria De acuerdo con este testimonio, todo el que desee permanecer como testigo de Jehová carece de alternativa, no tiene otra opción que la de aceptar las declaraciones de la Watch Tower, en nombre de la que habló Fred Franz como representante suyo. Se «requiere» la aceptación. Las consecuencias que conlleva se indican en su posterior testimonio: 3 Los errores ortográficos ocasionales que aparezcan en lo que se transcribe son los llevados a cabo por el encargado de la transcripción. P.- De manera que ¿Ha de haber una nueva sociedad en la tierra como resultado de todo esto? R.- Sí, habrá una sociedad del nuevo mundo bajo los nuevos cielos. Los cielos anteriores y la tierra anterior habrán desaparecido en la guerra de Armagedón. P.- Entonces, la población de esa nueva tierra ¿la formarán exclusivamente los testigos de Jehová? R-. Inicialmente los testigos de Jehová serán los únicos que la integrarán. Los miembros del resto esperan sobrevivir a esa batalla, al igual que la gran muchedumbre de las otras ovejas. La permanencia del resto en la tierra será temporal después de la batalla de Armagedón, ya que ellos han de concluir su estancia terrenal en fidelidad con la muerte, sin embargo las otras ovejas, mediante una obediencia continuada a la voluntad de Dios pueden continuar viviendo en la tierra por siempre. Por tanto, la aceptación se convierte en un asunto de vida o muerte para los sobrevivientes de Armagedón, que serán «exclusivamente los testigos de Jehová». ¿Qué hay si un miembro rechazara alguna enseñanza organizacional debido a que en conciencia cree que no tiene apoyo bíblico y, como resultado, dicha persona llega a ser expulsada? ¿Cuál es la posición oficial con respecto a las personas expulsadas que no son reintegrados?. Esto fue explicado de esta manera en el testimonio: P.- Y ¿Se llevan a cabo estas acciones disciplinarias cuando se da el caso? R.- Sí, efectivamente. P.- Bien, no voy a hacerle más preguntas en este sentido, pero ¿existen infracciones que se consideren tan graves que acarreen expulsión sin posibilidad de ser readmitidos? R.- Sí. El hecho es que la excomunión en sí misma puede acarrear la aniquilación del excomulgado, si el individuo nunca se arrepintiera y rectificara su acción, y continuara fuera de la organización. No habría esperanza de vida para él en el nuevo mundo, pero se trata de una manera de actuar que resultara en una excomunión de la que el individuo nunca podría volver y a eso se llama pecar contra el Espíritu Santo. Después el magistrado del gobierno británico dirigió la atención hacia ciertas enseñanzas que la organización Watch Tower ha desechado con el tiempo, incluyendo algunas en las que están envueltas ciertas fechas específicas. ¿Cuál sería el caso si alguien, en el tiempo en el que fueron promulgadas esas enseñanzas, se hubiera dado cuenta del error y, por tanto, no las hubiera aceptado? ¿Cuál habría sido la actitud de la organización hacia esa persona? El testimonio es el siguiente: P.- ¿No es cierto que el pastor Russell fijó esa fecha para el año 1.874? R-. No. P.- ¿No es cierto que señaló la fecha anterior a 1914? R.- Sí P.- ¿Cuál es la fecha fijada por él? R.- El fijó la fecha del fin de los tiempos de los gentiles para 1.914. P- ¿No señaló él 1.874 como otra fecha de importancia crucial? R.- 1.874 solía entenderse como la fecha de la segunda venida de Jesucristo en sentido espiritual P.- ¿Está usted diciendo solía entenderse? R.- Es correcto. P-. ¿Eso se publicó como un hecho para que fuera aceptado por todos los testigos de Jehová? R.- Sí. P.- Eso no es aceptado actualmente, ¿No es así? R-. No. P.- Cuando el Pastor Russell llegó a esa conclusión ¿No lo hizo como una interpretación del libro de Daniel? R.- En parte. P.- ¿Y en particular Daniel, capítulo 7 versículo 7, y Daniel capítulo 12 versículo 12? R.- Daniel 7, 7 y 12, 12. ¿Qué dijo usted? ¿Qué él basaba algo en esas Escrituras? P.- Su fecha de 1.874, como fecha crucial y la fecha de la segunda venida de Cristo. R.- No. P.- ¿Como qué diría usted entonces que la fijó?; había entendido que usted había dicho eso. Debí entenderle mal. R.- El no basó 1.874 en esas Escrituras. P.- ¿Se basó él en esas escrituras asociadas con la idea de que la monarquía Austro-Goda ocurrió en 539? R.- Sí. El año 539 fue la fecha que utilizó para el cálculo. Pero 1.874 no se basaba en eso. P- Pero ¿fue un cálculo que ya no es aceptado por los dirigentes de la Sociedad? R. Correcto. P.- De manera que estoy en lo cierto, estoy deseoso de aclarar la posición ¿Llegó a ser obligatorio para los testigos aceptar ese cálculo erróneo? R- Sí P.- De manera que lo que hoy se publica como la verdad por parte de la Sociedad, ¿puede ser reconocido como erróneo dentro de unos años? R.- Hemos de esperar y ver. P.- Y entre tanto el conjunto de los testigos de Jehová ¿ha estado siguiendo el error? R.- Ha estado siguiendo malas interpretaciones de las Escrituras. P.- ¿Error? R.- Bueno, error. De nuevo salió a discusión el asunto de la enorme autoridad atribuida a las publicaciones de la Watch Tower. Mientras en un momento el vicepresidente había dicho que «uno no debe aceptar forzosamente», su testimonio posterior desdice la posición anterior, como puede comprobarse: R.- Para llegar a ser ministro ordenado de una congregación uno debe tener un entendimiento de las cosas contenidas en estos libros. P.- Pero, ¿No es a través del bautismo que una persona es ordenada como ministro? R.- Sí. P.- Entonces, para bautizarse ¿Necesita conocer estos libros? R.- Necesita conocer el propósito de Dios, que está explicado en estos libros. P.- ¿Explicado en estos libros? Y ¿Puesto en estos libros como una interpretación de la Biblia? R.- Estos libros contienen una explicación de todas las Escrituras. P.- Pero ¿una explicación autoritaria? R.- Remiten a la Biblia o a las declaraciones que se hacen en ese sentido, y la persona examina las declaraciones y la Biblia para ver que las declaraciones tienen fundamento bíblico. P.- La persona ¿Qué? R.- La persona examina las Escrituras para ver si las declaraciones tienen fundamento bíblico. Como dice el apóstol: «Probad todas las cosas; retened lo que es bueno». P- Había entendido (corríjame si me equivoco) que para ser miembro de los testigos de Jehová debe aceptarse como verdad la Escritura y la interpretación contenida en en los libros que le refería. R.- Pero la persona no está obligada de esa manera, se le concede su derecho cristiano de hacer un examen de las Escrituras para ver si eso está acreditado en las mismas. P.- ¿Y si encuentra que las Escrituras no concuerdan con lo que el libro dice o viceversa, qué pasa entonces? R.- La escritura está allí como soporte de lo que se afirma, por eso está puesta allí. P.- ¿Qué hay si un hombre encuentra desacuerdo entre la Sagrada Escritura y estos libros? R.- Usted tendrá que traerme un hombre que encuentre eso, entonces le podré responder, o responderá él. P.- ¿Quería usted decir que un miembro tiene el derecho de que, al leer los libros y la Biblia, forme su propio punto de vista como la interpretación correcta de los Santos Escritos? R.- En ese caso… P.- ¿Podría decir Sí o no y después explicarse? R.- No. ¿Quiere que me explique ahora? P.- Si, si lo desea. R.- La Escritura está allí como apoyo a lo que se declara y, por tanto, la persona cuando mira la Escritura y verifica la declaración, llega al punto de vista de la Escritura sobre el asunto, el entendimiento de las Escrituras tal como está escrito en Hechos, capítulo 17 y versículo 11 en donde se dice que los de Berea eran más nobles P.- ¿Tiene o no tiene un testigo alternativa para aceptar como autoridad y que deben ser obedecidas las instrucciones de la «Atalaya», el Informador o «Despertad»? R.- Debe aceptarlas. P.- ¿Hay alguna esperanza de salvación para alguien que se encuentre en una situación de R-. El depende de la Biblia. P.- ¿Estará él capacitado para entenderla correctamente? R.- No. P.- No quiero intercambiar textos con usted, pero ¿no dijo Jesús «cualquiera que cree en mí vivirá, y quien cree en mí no morirá jamás»? R.- Sí. El testimonio aportado por el testigo consiste, entonces, en que el mensaje que publica la Sociedad Watch Tower, como canal de Dios, es el único medio por el que la gente en la tierra en este siglo veinte puede obtener un entendimiento de las Escrituras. No aceptar el contenido de esas publicaciones significa caer en desgracia ante Dios, la propia muerte. Este fue, sin embargo, el testimonio de un solo hombre, Fred Franz, el vicepresidente. Hubo otros dos responsables de la central de la organización que vinieron a testificar a Escocia. ¿Estuvo el testimonio de ellos de acuerdo con el suyo en este asunto? El siguiente en el estrado fue el consejero legal de la Sociedad, Hayden C. Covington. A continuación se muestran las afirmaciones que hizo al ofrecer su testimonio: P.- Hablar la verdad en materia religiosa ¿no es de vital importancia? R.- Lo es. P.- ¿Le cabe en la cabeza el cambio de interpretación de la Sagrada Escritura de vez en cuando por parte de una religión? R.- Hay una razón para cada cambio de interpretación, como lo vemos por la Biblia. Nuestro entendimiento se hace más claro cuando vemos el cumplimiento de profecía P.- ¿Han promulgado ustedes (perdone la expresión) profecías falsas? R.- No creo que hayamos promulgado falsas profecías, ha habido afirmaciones que P.- En la situación actual en el mundo ¿es algo vital el saber si la interpretación de la profecía puede hacerse en términos de considerar como un hecho cuándo se produjo R.- Eso es verdad, nosotros siempre nos hemos esforzado en ver que tenemos la verdad P.- Permítame que insista en eso un poco. ¿Se promulgó como algo que todos los testigos debían creer que la segunda venida del Señor se había producido en 1.874? R.- No estoy familiarizado con eso. Está hablando de algo que desconozco. P.- ¿No oyó usted la evidencia del Sr. Franz? R.- Oí al Sr. Franz, pero no estoy familiarizado con lo que dijo sobre eso, quiero decir que desconozco el asunto del que estuvo hablando, de manera que no puedo responder más de lo que usted mismo puede hacerlo, después de haberlo escuchado. P.- No me meta en el asunto. R.- Esa es la fuente de mi información, lo que he oído en el tribunal. P.- ¿Ha estudiado usted la literatura de su movimiento religioso? R.- Sí, pero no todo. No he estudiado los siete volúmenes de «Estudios de las Escrituras» y tampoco he estudiado ese asunto que usted menciona sobre 1874. Lo desconozco. P.- ¿Asume de parte mía que fue promulgado autoritariamente de parte de la Sociedad R.- Asumiendo eso como un hecho, es una hipótesis. P- ¿Fue la publicación de una falsa profecía? R.- Eso fue la publicación de una falsa profecía, una declaración falsa o una afirmación errónea del cumplimiento de una profecía que fue falsa o errónea. P.- Y eso ¿hubo de ser aceptado como creencia por todos los testigos de Jehová? R.- Sí, porque usted debe entender que debemos tener unidad, no podemos estar P.- Pues ¿No es el caso que ustedes no creen en los ejércitos del mundo, o no es así? R.- Creemos en el ejército cristiano de Dios. P.- ¿Creen ustedes en los ejércitos de la tierra? R.- No tenemos nada que decir respecto a eso, no estamos en contra de ellos, simplemente decimos que los ejércitos del mundo, como las naciones del mundo de hoy, son parte de la organización de Satanás, y no tomamos partido con ellos, pero no decimos que las naciones no tengan sus ejércitos, no hablamos contra la guerra, P.- Volvamos al asunto ahora. ¿Se promulgó una falsa profecía? R.- Estoy de acuerdo. P.- ¿Tenía que ser aceptada por los testigos de Jehová? R.- Sí, correcto. P.- Si un miembro de los testigos de Jehová hubiera tenido el punto de vista de que esa profecía era errónea y lo hubiera manifestado ¿Sería expulsado? R.- Sí, si él manifestó eso y lo mantuvo creando perturbación, debido a que la entera P.- ¿Unidad a toda costa? R.- Unidad a toda costa, porque creemos y estamos seguros que Jehová Dios está usando P.- Y¿ unidad basada en la aceptación forzosa de una profecía falsa?. R.- Se concede que eso sea cierto. P – Y la persona que expresó su punto de vista, como usted dice, de que eso era erróneo, y fue expulsada, ¿estaría en infracción del Pacto, si estuviera bautizado?. R.- Correcto. P.- Y, como usted expresamente dijo ayer ¿sería digno de muerte? R.- Creo que… P.- Diga sí o no. R.- Yo diría que sí, sin duda. P.- ¿Usted llama a eso religión? R.- Ciertamente lo es. P.- ¿Usted llama a eso cristianismo? R.- Claro que sí. P.- En conexión con las equivocaciones, ustedes las han considerado con suficiente detalle como diferencias de punto de vista que pueden haberse producido al explicar con marcado carácter autoritario las Escrituras durante años desde la fundación de la organización y pienso que usted está de acuerdo en que han habido diferencias. R.- Sí. P.- Usted también ha admitido con toda franqueza que personas que en cualquier momento no hayan estado dispuestas a aceptar imposiciones autoritarias son responsables de expulsión por parte de la Sociedad, con las consecuencias espirituales que pueda acarrear. R.- Sí, lo dije, y lo mantengo. La unidad, según el testimonio de este representante de la Sociedad, puede requerir de un cristiano que acepte como verdadero lo que él cree que la Palabra de Dios muestra como falso. No importa lo que lea en la Biblia, no podrá expresarlo, si no coincide con las enseñanzas autoritarias de la organización. Aunque el asunto puede estar claro para él de acuerdo con la propia Palabra de Dios, eso no es suficiente. Debe esperar hasta que el cambio provenga «de la fuente apropiada, la cabeza de la organización, el Cuerpo Gobernante, no de abajo hacia arriba». No importa lo que lea en la Biblia, debe esperar a la «fuente apropiada», el Cuerpo Gobernante que le diga qué es lo aceptable para creer y qué es lo que pueda ser discutido. ¿La justificación para una exigencia tan marcada? Debe haber «la unidad a toda costa», incluso en el caso en que se trate de una «forzosa aceptación de profecía falsa». Fallar en eso se considera merecedor de expulsión y «digno de muerte». En la práctica, mientras uno puede leer las propias palabras del Amo en los escritos, no puede aceptar o actuar de acuerdo con ellas, si el profeso» esclavo» del Amo le cuenta algo diferente. Ese es, en lenguaje claro, el avanzado concepto organizacional. A continuación le tocó el turno a un tercer testigo. Este último oficial de la central en ofrecer testimonio fue el secretario tesorero, Grant Suiter, y este es su testimonio en cuanto a la posición oficial: P.- ¿Cuál es la posición de un siervo en este asunto? R.- Debe reunir unas calificaciones que han sido previamente comprobadas, madurez y comprensión y entendimiento espiritual, así como habilidad para leer en la P.- Eso es en términos generales. Pero para llegar a ese ejercicio en la actualidad, R. Sí. P.- Y allí se encuentra con los libros. R.- Sí. P.- ¿No se espera que se familiarice con las publicaciones de la Sociedad? R.- Ciertamente. P.- En la práctica ¿Puede, bajo el punto de vista de los testigos de Jehová, tener un R.- No. P.- ¿Sólo puede obtener un correcto entendimiento de las Escrituras por medio de las publicaciones? R.- Correcto P.- ¿No es eso arrogancia? R.- No. P.- Usted ha oído la evidencia en cuanto a 1874, habiendo resultado errónea en cuanto R.- Cierto. P.- ¿Está usted de acuerdo en que fue una aceptación de algo falso? R.- No. No del todo. Los puntos que eran erróneos eran falsos porque estaban en el error, pero lo importante es el resultado global. A lo largo de todos estos años de ministerio de los testigos de Jehová, desde la creación de la Sociedad, la Corporación de Pensylvania, ha habido un constante cambio de los corazones y las mentes de la gente hacia la palabra de Dios y sus normas rectas, dándoles valor espiritual para pronunciarse por lo que saben que es correcto, para mantener alto el nombre de Jehová, para anunciar su Reino. El Secretario-Tesorero afirmó que «El hombre no puede establecer requisitos que no están en las Escrituras». Así su propio testimonio, como el de los dos representantes que le precedieron, es que ‘únicamente por medio de las publicaciones de la Watch Tower puede cada uno obtener un entendimiento correcto de la Escritura’. La idea de falsa profecía salió a colación, «la aceptación absoluta [de la misma] como la Verdad fue impuesta para todos los testigos de Jehová de entonces» y eso es calificado de estrictamente correcto. 4. El Secretario-Tesorero declara que «lo importante es el resultado global», de ahí que la organización no debería ser juzgada adversamente puesto que los errores promulgados «en puntos incidentales» mientras era transmitida «la cosa principal, la adoración de Jehová Dios». Sería injusto equiparar la importancia de esos errores con el mensaje principal. «No hay comparación», dijo el Secretario-Tesorero. Esta última afirmación en sí misma está muy bien. Pero el propio testimonio de Suiter, como el de los otros dos, muestra que, mientras la organización pide tal tolerancia y juicio equilibrado para ella y sus derechos, ella los niega a los demás. Al mismo tiempo que demanda tolerancia para ella, ella no la concede a ningún miembro que ponga objeciones, y no pueda aceptar sus enseñanzas erróneas. Para ellos el resultado es la expulsión, siendo cortados como dignos de muerte. Ese es el caso sin importar cuán cuidadosamente la persona pueda aceptar el «punto» principal del mensaje, o cuán sincera y devotamente él o ella pueda «adorar a Jehová». No, la persona ha de aceptar forzosamente todo el mensaje, por completo, exactamente como el mensajero organizacional lo concibe, errores incluidos, con la expulsión como alternativa. La organización cataloga como únicamente «incidentales» los errores que esparce; y si esos mismos errores no son aceptados o son rechazados, paradójicamente adquieren una desmesurada importancia, suficiente como para justificar la expulsión. Esa extraña manera de pensar presenta a Dios como muy disgustado con una persona que se niega a aceptar los errores que un proclamado mensajero de Dios pueda hablar en Su nombre, disgustado en que una persona decida ‘probarlo todo y retener sólo lo que comprueba que es bueno y verdadero’, como genuinamente proveniente de Dios. Tal persona, si es expulsada de la organización, Dios no la consideraría digna de la vida. La idea parece increíble, pero quienes dan este testimonio evidentemente no aprecian inconsistencia en absoluto. Todo lo cual trae a la mente el principio del proverbio de que «dos suertes de pesas son cosa detestable a Jehová, y una balanza defraudadora no es buena». 5. Parece fuera de razón creer que Dios pueda tener esos sentimientos tan fuertes hacia transacciones comerciales ordinarias (donde alguien utiliza deshonestamente diferentes tipos de pesas según compre o venda) y no sienta mucho más en cuanto a los tratos en los que están envueltos intereses espirituales de la gente, en los que los hombres aplican una medida para sí mismos, pidiendo tolerancia y otra muy diferente cuando la han de mostrar a otros. Jesucristo, el genuino mensajero de Dios, dijo: «porque con el juicio que ustedes juzgan, serán juzgados; y con la medida con que miden, se les medirá». 6. No solamente en este juicio sino en muchas otras ocasiones la organización de la Watch Tower pide comprensión para con sus errores, alegando que están siendo contrapesados y compensados por otros factores más favorables. Pero eso no lo aplican en los tratos con quienes están bajo su dominio. Si mantienen un punto de vista, siquiera menor, que no coincide con las enseñanzas de la Watch Tower, no se considera como un error humano que con el tiempo puede corregirse, sino muy al contrario, es considerado como base para expulsión. El hecho de que la «visión global» puede mostrar que el individuo que de esta manera está en desacuerdo, manifiesta claramente las genuinas cualidades cristianas, no se considera relevante. Tiene que estar de acuerdo con la organización. Las palabras de Cristo muestran muy a las claras que no aprueba semejante aplicación desigual de las normas. En vista de la seriedad de los asuntos envueltos en el juicio en Escocia, parece que no hay razón para pensar que esos tres testigos oficiales estaban simplemente exponiendo sus puntos de vista personales. Aunque el fin que pretendían conseguir en este juicio particular (que incluía el reconocimiento de ellos como una ‘religión establecida’) pudo haber influido de alguna manera en el lenguaje que utilizaron, de ningún modo presentaron las normas autoritarias de su organización, el legalismo que impera en su interior. El registro, pasado y presente, lo muestra. Mi experiencia con el Cuerpo Gobernante lo confirma. 4 Ver Crisis de Conciencia páginas 167-175, 184-186, 197-219 para comprobar las alegaciones hechas en torno a los años 1874 y 1925 mencionados en estas declaraciones. 5 Proverbios 20: 23. 6 Mateo 7: 2. Algunos puntos establecidos por los oficiales de la Watch Tower reflejaron palpablemente declaraciones hechas unos cuarenta y cinco años antes por el pastor Russell en los últimos años de su presidencia. En el número del 15 de Septiembre de 1.910 de la Atalaya, el primer presidente de la Sociedad comparó el valor de la lectura directa de la Biblia con la lectura de los Estudios de las Escrituras, una serie de seis volúmenes escritos por él. Esta era su valoración: Si, pues, el Señor nos ha provisto en nuestros días de algo que desconocían quienes vivieron en tiempos de los Apóstoles, no importa lo buenos y perspicaces que fueran, para nosotros el ignorar la línea de enseñanza que de esta manera ha sido desarrollada, sería a nuestro juicio, ignorar las provisiones del Señor. Que cada uno piense por sí mismo y actúe en consecuencia. Si en los seis volúmenes de ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS está prácticamente el contenido Además, no solamente encontramos que la gente no puede ver el plan divino estudiando por sí mismo la Biblia, sino que también si alguien deja a un lado los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS, después de haberlos utilizado, después de haberse familiarizado con ello, después de haberlos leído por diez años, si los deja a un lado, ignora, y recurre solo a la Biblia, aunque haya entendido la Biblia durante diez años, nuestra experiencia muestra que en dos años vuelve a la oscuridad. Por otra parte, si la persona meramente lee los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS con sus referencias, sin que haya leído una sola página de la Biblia como tal, estará en la luz al cabo de dos años, porque tendría la luz de las Escrituras. «TODOS SERAN ENSEÑADOS POR DIOS» Podríamos concluir que no podríamos entender nada de la Biblia a menos que fuera revelado. Por tanto, no tendríamos que emplear mucho tiempo haciendo lo que sabemos que hace mucha gente, leer capítulo tras capítulo para no sacar provecho alguno. No tendríamos que pensar en hacer tal cosa. No tendríamos que pensar en hacer un estudio completo de las Escrituras. Deberíamos pensar que seguimos el curso que ha sido provechoso para nosotros y muchos otros en el pasado, leyendo por encima las Escrituras. Diríamos que el mismo Padre Celestial que nos ha guiado a esta verdad, a este entendimiento de las Escrituras como a sus niños, si tuviera más información para nosotros, nos la haría llegar de alguna manera; por tanto no vemos la necesidad de leer el Nuevo Testamento cada día o cada año; no lo consideramos necesario. Entendemos que la «alimento al debido tiempo para la casa de la fe». «LOS ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS» NO UN SUSTITUTO DE LA BIBLIA No se trata, por tanto, de colocar los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS como un sustituto de la Biblia, ya que en lugar de sustituir la Biblia, los ESTUDIOS, por el contrario, hacen referencia a ella; y si alguien tiene alguna duda en cuanto a una referencia o si el recuerdo de alguno pudiera flaquear de alguna manera, uno refrescaría su memoria y, de hecho, vería que cada pensamiento está en armonía con la Biblia, no sólo de acuerdo con los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS, sino de acuerdo con la Biblia. Podríamos destacar que un buen número de amigos en la Verdad se están estableciendo una meta de leer doce páginas de ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS cada día, y no sabemos de nadie que esté siguiendo este sistema y utilizando los diversos métodos que el Señor ha provisto (Reuniones de la Aurora y para testimonio, Escuela dominical y reuniones conducidas por superintendentes viajantes y estudios Bereanos, consideración del texto de Maná, etc.) que haya salido de la verdad. Conocemos a muchos que, por el contrario, han sido de la opinión de que ellos conocieron estas cosas hace tiempo, mientras de hecho, no conocen ni la mitad de lo que llegaron a conocer (han olvidado más de la mitad de lo que leyeron y son los que ahora están tropezando) y están yendo a la oscuridad exterior. No ponemos objeción a eso. Tiene perfecto derecho de hacerlo, si lo desea. Tiene derecho de dedicar semanas y años de esa manera si lo decide, pero el riesgo en ese caso es de que al esclarecer algo caerá completamente en el error. Personalmente sólo había oído vagas referencias a estas declaraciones hasta que en 1979, en una sesión del Cuerpo Gobernante, el presidente Franz se refirió a ellas para apoyar un razonamiento que estaba haciendo, al decir que: El Pastor Russel solía decir que si una persona tenía que elegir entre tener solamente la Biblia o una de las publicaciones de la Sociedad, sería mejor elegir las publicaciones de la Sociedad. A la vez que encontré difícil de creer que una declaración como esa pudiera mencionarse atribuyéndole total validez y, cuando posteriormente la vi en la Watchtower de 1.910, sentí que una organización sólo podría hacer mención de esas declaraciones para avergonzarse. Con toda claridad el sentido de las declaraciones de la Atalaya (escritas por Russell) estaba en que era poco probable que alguien aprendiera el propósito de Dios sólo con la Biblia. Además, que cualquiera que dejara a un lado los Estudios de las Escrituras escritos por Russell y leyera solamente la Biblia, de acuerdo con su experiencia, caería en la oscuridad «en dos años». Cualquiera, sin embargo, que leyera los Estudios de las Escrituras, llegaría a estar en la luz, aunque no hubiera usado la Biblia en esos dos años. No se considera «necesario» leer la Biblia capítulo por capítulo, pero se recomienda la lectura diaria de Estudios de las Escrituras, utilizando de esta manera «la Provisión del Señor». Aparentemente, antes de que aparecieran estos escritos de la Watch Tower, nadie estuvo capacitado para entender realmente la Biblia. Es de notar que, de todos los escritos llevados a cabo por Russell, ni uno solo es reeditado o mantenido por la Wach Tower. De modo que el punto de vista manifestado por el presidente de la Watch Tower en 1.910 fue en esencia confirmado en Escocia en 1.954 y en una sesión del Cuerpo Gobernante en 1.979. Hubo una notable diferencia consistente en que, con el paso de los años, la atención fue desplazada hacia la «organización» en lugar de hacia un individuo y sus escritos. La pretensión de que la literatura de la sociedad Watch Tower es un requisito esencial, virtualmente indispensable para llegar al entendimiento de la Biblia ha permanecido. No solamente ha permanecido, sino que se ha acentuado con un fuerte grado de dogmatismo hacia la aceptación de las enseñanzas en ella contenidas como un requisito divino para conseguir la vida. A diferencia del tiempo de Russell, actualmente estar en desacuerdo con ellas lleva aparejada la excomunión. Ya tarde, en 1.979, concretamente el 17 de noviembre, el día siguiente de que yo partiera para un viaje de «zona» al Africa Occidental, Fred Franz, entonces presidente de la Sociedad, condujo el texto bíblico matinal para la familia de las oficinas de la central. Hizo estos comentarios, que un miembro de los asistentes anotó tal como fueron expresados y me los entregó a mi retorno como material de interés: Algunas personas están comentando en la actualidad en cuanto a la lectura de la Biblia, que deberíamos leer «solamente la Biblia». Bien, eso es lo que las iglesias de la Cristiandad han estado diciendo a la gente por siglos y mira la confusión en que ha resultado. Es bueno recordar que nosotros fuimos la Sociedad Watch Tower de Tratados por largo tiempo antes de que llegáramos a ser la Sociedad Watcht Tower de Biblias y Tratados. 7 Unicamente en los últimos tiempos hemos publicado Biblias. El único propósito de nuestra existencia como Sociedad es anunciar el Reino establecido en 1.914 y publicar advertencia de la caída de Babilonia la Grande. Tenemos un mensaje específico que comunicar. 7 El nombre original de la corporación fue Zion’s Watch Tower Tract Society Al conducir las sesiones matinales en las oficinas centrales, yo mismo había alentado la lectura de las Escrituras, recalcando que constituyen la auténtica fuente de conocimiento y la autoridad última para los cristianos. No tenía intención de abogar por algo contrario a los intereses de la organización. Jamás había olvidado que lo que pensaba eran poderosos e inolvidables argumentos establecidos en un número de la Atalaya en 1.946. 8. Bajo el título «Sea Dios veraz» el artículo hablaba de las pretensiones tanto de los Judíos como de las autoridades católicas de ser «los depositarios de la verdad en todos los tiempos». Estas eran las declaraciones hechas: 37 La Palabra de Dios escrita, por tanto, no necesita añadidura de tradiciones que corresponden a interpretaciones privadas de hombres y organizaciones religiosas. No es por nuestra propia autoridad que decimos que la Biblia es suficiente en sí misma. El inspirado apóstol Pablo escribe a su compañero de creencia, Timoteo, al respecto, diciendo: «Desde la infancia has conocido los santos escritos que pueden hacerte sabio para la salvación mediante la fe relacionada con Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para Si las tradiciones orales de hombres religiosos hubieran sido necesarias para complementar la pauta bíblica, Pablo no habría dicho que las inspiradas Santas Escrituras fueran provechosas para hacer perfecto al hombre de Dios en fe y devoción a Dios. Habría sido inapropiado y habría dejado al hombre de Dios imperfecto. Pero con la plena madurez de Timoteo como cristiano en mente, Pablo le instruyó para que se esforzara en ocuparse de la Biblia y manejarla correctamente, al decir: «Haz lo sumo posible para presentarte aprobado a Dios, trabajador que no tiene de qué avergonzarse, que maneja la palabra de la verdad correctamente». (2 Tim. 2: 15. TNM) Harían bien en seguir esta fidedigna instrucción todos aquellos que buscan servir a Dios como Sus testigos. OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD DE LOS PODERES SUPERIORES 38 Ahora se nos lanza un argumento final por parte de quienes sostienen una organización eclesial o jerárquica. Dicen: ‘incluso eliminando las tradiciones religiosas, la Biblia no se puede dejar a la interpretación de cada lector; necesitamos la organización visible de los fieles que actúe como un»magisterio vivo» o autoridad de enseñanza a fin de interpretar la Biblia y esclarecer la voluntad de Dios procedente de ella. Veamos cómo la Biblia, al dejarla a la interpretación individual de cada uno ha resultado en la división religiosa del Protestantismo’. A ello decimos, la multitud de sectas y cultos del Protestantismo no es prueba de que la Biblia sea una fuerza divisora para quienes la aceptan, a ella sola, como suficiente. La Biblia no es un libro que produzca división. Está internamente en armonía, de cubierta a cubierta y mantiene concordancia dentro de sí misma en todos sus libros canónicos. La división entre los religiosos Católicos y Protestantes de la Cristiandad está en las tradiciones religiosas que siguen. La verdad de la Biblia es una fuerza unificadora. Después de que Jesucristo rogara : «Santifícalos por medio de la verdad: Tu palabra es verdad»,inmediatamente rogó que todos sus creyentes, los seguidores y quienes creyeran deberían ser uno tal como él y su Padre celestial eran uno. (Juan 17: 17-23). Es ahora que esa unidad cristiana debe ser alcanzada; ahora al final de este mundo. Ha sido lograda por los testigos de Jehová que han venido de dentro y de fuera de la multitud de organizaciones religiosas y que ahora se unen en el servicio a Dios, a pesar de sus anteriores discrepancias religiosas. 39 ¿Cómo es eso? ¿Cómo ha sido superada o evitada ahora la falta de unión en la interpretación individual de la Biblia? ¿Es debido a la unión entorno a una organización humana o a un líder humano visible? La respuesta es No. Es porque reconocen a Jehová Dios y a Jesucristo como las autoridades superiores a quienes cada cristiano debe sujetarse en conciencia. (Rom. 13:1). Se debe a que reconocen a Jehová Dios como el único Dios vivo y verdadero, el Altísimo o Supremo, y a Jesucristo como su Rey ungido y su Siervo Elegido, a quien Jehová ha designado como Líder y Comandante de la gente. (Isa. 42: 1; 55: 3,4; Mat. 12:18; Hechos 13: 34). Es, además, porque reconocen a Jehová Dios como el vivo, siempre presente, Maestro de su iglesia en la tierra, y el que enseña a la «iglesia de Dios» a través de su Cabeza, Jesucristo. Isa. 54:13; Juan 6:45. 8 Número del 1 de Noviembre de 1946 página 330. 40 Por tanto, los testigos de Jehová no pretenden que la iglesia sea lo que la jerarquía eclesiástica alega para sus organizaciones religiosas, a saber, la exclusiva de magisterio o tarea de enseñar y por tanto «el Guardián e Intérprete de la Biblia divinamente constituido y cuyo «oficio de Guía infalible resultaría inútil si cada uno pudiera interpretar la Biblia por sí mismo». Más bien que tomar esa tradición religiosa de Jerarquía, quienes reconocen la autoridad superior de Jehová Dios y Cristo Jesús siguen la inspirada e infalible declaración del apóstol a Timoteo para con la iglesia. Dice: «para que sepas cómo debes comportarte en la casa de Dios, que es la congregación del Dios vivo, columna y apoyo de la verdad. 1 Tim. 3:15 TNM. Quedé profundamente impresionado ante la respuesta del artículo de la Atalaya a las pretensiones de «organizaciones jerarquizadas» que, primero, decían que «La Biblia no se puede dejarse a la interpretación de cada lector» Segundo, La respuesta de la Atalaya a cada una de estas pretensiones era: ¡»Falso»! En términos que no admiten duda decía que la manera de evitar la desunión consistía no en estar «unidos en torno a una organización humana», sino por medio de reconocer a Jehová Dios y a Jesucristo. Sin ambigüedad alguna a continuación la Atalaya reconocía que los testigos de Jehová: … no pretenden que la iglesia sea lo que la jerarquía eclesiástica alega para sus organizaciones religiosas, a saber, la exclusiva de magisterio o tarea de enseñar y por tanto «el Guardián e Intérprete de la Biblia divinamente constituido». Cuando leí estas declaraciones a principios de 1946, estuve totalmente de acuerdo con las mismas y al día de hoy únicamente podría apoyar un colectivo que se rigiera por esos principios. Durante mucho tiempo pensaba que estaba haciendo eso. Algunas personas me han convencido de que ese no es el caso. Son precisamente los que publicaron esa declaración de principios. El escritor del artículo «Sea Dios veraz» fue Fred Franz. El artículo contenía declaraciones audaces, claras, rotundas, cada una de las cuales era en esencia desmentida solamente ocho años más tarde por cada uno de los tres testigos oficiales de la Watch Tower en Escocia. Fueron, además, rechazadas punto por punto en subsiguientes artículos de la Atalaya. No pude apreciar el alcance de ese rechazo hasta esos nueve años que pasé dentro del Cuerpo Gobernante. Aunque no era esa su intención, en general, los miembros del Cuerpo Gobernante me ayudaron a ver que los principios de aquellas atrevidas declaraciones hechas en 1946 fueron predicadas, pero jamás llevadas a la práctica. Mirando hacia atrás, actualmente no puedo encontrar después de 1946 algo que siquiera se aproxime a la vigorosa postura de libertad personal declarada en los artículos de aquel año. ¿Por qué? ¿Cuál pudo ser la causa de semejante cambio, de esa ambivalencia cuando una organización dice algo con esa rotundidad y aparente convicción y entonces, al cabo de pocos años, toma un rumbo totalmente opuesto? ¿Dónde asumieron las mismas pretensiones que anteriormente habían denunciado en otros como producto de un «espíritu» jerárquico? ¿Cómo hombres que obviamente están dedicados concienzudamente a una causa religiosa pueden tomar tal proceder y al mismo tiempo no sentir la necesidad de dar explicaciones a sus feligreses, no disculparse ni siquiera refutar su anterior posición, fuertemente establecida? En parte se debe, sin duda, a los cambiantes estados anímicos, temperamento y puntos de vista de los hombres. Eso es así particularmente desde que, durante el período comprendido entre 1942 y 1975, la administración era un asunto muy personal, concentrado principalmente en dos personas, N. H. Knorr y Fred Franz, que constituían la última y primera fuente de doctrina. 9 Pero por encima y más allá de la impredecible, incluso inestable, naturaleza de las actitudes y expresiones procedentes de semejante fuente, creo que existe una causa más básica que justifica el método tan autoritario manifestado. Ello refleja un modelo de comportamiento humano, que ha sido reiterado por centurias con una regularidad casi deprimente. Es el modelo de una clase de gente que permite una religión o religiones establecidas, que comienza con la determinación de que la Biblia es y será su guía única y definitiva, su verdadera fuente de información autorizada; que crece en número y edad como entidad histórica, y que gradualmente elabora una serie de enseñanzas que establecen como la norma, la «Verdad», la prueba definitiva para medir el cristianismo de las personas. Eso se complementa con un desarrollo paralelo de una estructura autoritaria para asegurar que todos los miembros se amolden a esas enseñanzas. En casos extremos, pueden eventualmente llegar a prescribir qué es lo que se ha de leer, estudiar, de qué debe hablarse, es enseñado y practicado por todos los que se adhieren a esa estructura, que asume como su autoridad legítima la disciplina de quienes no acaten sus normas humanamente establecidas. Tales grupos, pues, llegan a ser como las religiones que habían abandonado anteriormente. Ese ha sido el patrón de desarrollo de muchas de las religiones que existen en la actualidad. Ese modelo constante va precedido y apuntalado por un factor más básico aún, uno que contribuyó a la subversión de la congregación cristiana primitiva, reemplazando a la hermandad, la unidad basada en los vínculos de amor y una concordia general en las creencias esenciales, por un sistema jerárquico de religión, fuertemente institucionalizado. Ese factor fundamental es simplemente la tendencia de los hombres a buscar la imposición de su propia voluntad sobre otros, una tendencia contra la que Jesucristo entendió necesario hacer advertencias frecuentemente a sus discípulos. Esa conclusión, creo, está avalada tanto por la Escritura como por la historia. 9 Tal como dejé constancia en Crisis de Conciencia (Página 98, nota 15), el miembro del Cuerpo Gobernante Karl Klein había hecho referencias en algunas sesiones del Cuerpo Gobernante a Fred Franz calificándolo como «oráculo» de la organización.
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